Adelgazar – día 168

 
 He decidido adelgazar,
 entrar en la esbeltez del junco pertinaz,
 flexible como un dandy que contempla el mar
 y siente que es fuerte como un acantilado.
  
 He pasado demasiado tiempo
 acumulando grasa, debilidad, egolatría.
 He pasado demasiado tiempo 
 devocionando las manos perfumadas, 
       los guantes del sándalo,  
 reverenciando el orden de los dioses,
 creyendo en el crepúsculo de las herencias.
  
 He perdido el tiempo hablando de lo blando,
 de lo superfluo, de lo reiterativo, del fango.
 He perdido el tiempo practicando la bondad
       del crisol y su alquimia, la práctica 
 que pretende hallar la sonrisa perenne,
       la complicidad del cuervo y el racimo de oro.
  
 He decidido adelgazar.
 Adelgazar no es sólo una cosa del cuerpo. 
   

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