QUÉ DIFÍCIL Qué difícil lo simple, qué falso el simplismo de marcar el paso, de mirar de frente, de poner un gesto, de hablar con simplezas de las cosas turbias de las graves cosas de las cosas complejas como catedrales. Qué difícil ser simplemente sencillo, elemental como una oda a los ajos o la cebolla o la bicicleta de Neruda que amaba lo sencillo sin ser el ramplón del griterío ni cretino de pedestal ni salva patrias a caballo ni cerril a lo evidente ni acusador ni acosador del mal propio achacado a los demás. Qué difícil es ser claro y limpio como el arroyo recién nacido cuando se llevan siglos creyendo que la tierra es tuya que tuya es la hacienda y el destino de los otros, que es tuya la idea y la metopa y el privilegio que has ganado a costa de los otros que son esclavos y aún te jalean como a un príncipe valiente