ORACIÓN XXVIII He abierto una cuenta en Facebook y sin saber cómo ni de qué manera me llueve una catarata de gente solicitando mi amistad. Ya sé que son amigos fantasmales, producto de la promiscuidad de las redes. Personas de todas las procedencias, con sus propias necesidades, con sus variadas intenciones. Gentes que se ofrecen para compartir, negociar, sexualizar, dar y recibir palabras, poemas, amor y un largo etcétera de sentidos y sentimientos que se me escapan. Por eso te pido, oh Señor, que te dediques a ellos y les des todo el amor que piden, toda la comprensión que necesitan. Yo solo quiero regalar un dibujo y un poema al que pase por allí y lo vea, y el que no lo vea, que no lo vea, y el que lo vea y no le interese, que no le interese. Nada más. De lo otro, sea lo que sea, encárgate tú, Señor, que sabes del ser humano y sus cosas, sean las que sean.