Honor para el hombre solitario II – día 278

 Honor para sus soles censados
 que van conservando sus nocturnas
 auroras, sus solicitaciones
 febriles, sus meditadas lunas, 
 su espigada decisión que invierte
 su acritud en la fe de la música,
 el amor posible entre la niebla,
 en la incardinación de la duda
 que se resuelve en la luz del tiempo
 entrando con su rayo en la bruma,
 sumando las cosechas del hambre
 bajo un sueño de materia y lluvia.
    

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