El eterno retorno La ciencia vive de la repetición. La medicina sabe qué es un hígado porque todos los hígados son iguales. Sus diferencias no importan. Una silla es una silla aunque se vista de mil diseños diferentes. Esto me recuerda a Platón. Los asesinos en serie son como los pescadores serios: vuelven a sus caladeros rentables. Improvisan lo justo para seguir llenando sus redes con buenas capturas, víctimas nuevas, nuevos cadáveres. A Sebastián lo cogimos en un acto de crimen reiterado. Ningún diario publicó ninguna noticia. Carmela disfrazada se paseaba a contra luz por la casa. Al verla, Sebastián pensó que tal vez no la había matado. Volvió al lugar del crimen y allí nos encontró preparados para arrestarlo. No es un tópico. Es verdad, los asesinos siempre vuelven al lugar del crimen. Tienen una vida cíclica, como las estaciones, como las cosechas y su eterno retorno. Vuelven para caer. Tal vez lo deseen.