Tanto los tontos. Tanto los tirios. Tanto los troyanos. Tanto los tímidos. Tanto los tercos. Tanto los tupidos, Tanto los tópicos. Tanto los trenzas. Tanto los troncos. Tanto los trípodes. Tanto los trileros. Tanto los trasgos. Tanto los tristes. Tanto los tantos. Tanto los todos. Todos ellos, juntos, separados, tarde o temprano, se morirán. Con sus sublimes conclusiones, absurdas, inútiles, ígneas, estúpidas, inguinales, delirantes, crónicas, enfermizas, luminosas, malvadas o ditirámbicas. Cangrejeando. Morirán. Con sus elípticas reverencias, creativas, admirables, cinéticas, pasmadas, cariñosas o elevadas. Cangrejeando. Morirán. Y a reclamar al maestro armero.