Practico la disciplina de los diez mil pasos. Podría ir a contemplar la laguna de las diez mil garzas, que cada día pescan diez mil peces para su colación. Con diez mil pasos podría alejarme diez mil perros de la sumisión al ganadero del porvenir; subirme a diez mil nubes para evanescerme de la persecución de los moralistas que pretenden dominar el mundo con sus diez mil trillones de hongos fungibles. No diez mil, sino diez mil millones daría para andar por todos los bosques del mundo o para venir a verte tricotar calcetines para todos los pájaros que se acercan a tu ventana. Diez mil pasos como los trescientos hoplitas para cerrar todos los estrechos que pretenden invadir el orden mental de pensar en ti y poco más.