LA INSISTENCIA Toda insistencia acaba en aburrimiento. La peor insistencia acaba en acoso. La mejor insistencia acaba en devoción. La insistencia del martillo acaba clavando el clavo. La insistencia del clavo desespera a la madera. Quien la sigue y la persigue, la consigue, es un lema grosero que la vida grosera no desmiente. Yo insisto dice el que busca la verdad, yo insisto, dice el obsesivo del placer. yo insisto, dice el amante de la muerte. Yo insisto en la libertad del arte aunque me quede sin nadie.
Mes: enero 2023
Los rostros del mundo (256) Postales
POSTALES Una postal para la nube Que se fue donde no estuve Y se trajo de la China Una piel de mandarina. Una postal para Eduardo Que explota como un petardo Desparramando la vida Como la miel de una herida. Una postal para la luna Que canta como ninguna Se parece al melocotón Que vibra sin diapasón. Una postal para el cielo Que vive donde no vuelo Su inspiración y alegría Es amor de lejanía. Una postal para la extraña Que se pierde en la maraña Cuando dirige sus nubes Te pones triste y no subes. Una postal para la bahía Que vibra con la alegría De saber que siempre canta Con la luz que se adelanta. Una postal para el amigo Que no se come ni un higo Ser vegano es lo que tiene Cuando la abeja se viene.
Los rostros del mundo (255) Faro
FARO Corazón quieto en la madreselva ofuscada por el vapor de los mártires: así tu inconfesable respiración ante el espejo. En el laberinto de la tormenta hallarás el camino del verano. Ante el miedo de la sombra derramada serás faro de fervor, sosiego, atención y palabra que tu respiración necesita.
Los rostros del mundo (254) Tengo un amigo
TENGO UN AMIGO Tengo un amigo que, si cayera en un pozo lleno de serpientes, acabaría jugando a las cartas con ellas o contándose historias de los desiertos o deliberando si Cristo es hijo de Dios o si Dios es hijo de la imaginación del hombre. Si me ocurriera a mi me escupirían venenos o mentiras, dejarían que el miedo me paralizara el fémur y me harían confesar mi afición a los óxidos o los caballos. Entraría en la selva de mi memoria y dejaría que mi abuela me diera un buen consejo para no flotar en la inercia de los insectos.
Los rostros del mundo (252) Rito
RITO La religión es la administración del misterio. Misterio, así se llamó a la ignorancia en tiempos antiguos. La administración se hizo ritual, fijación de normas, leyes divinas, orden moral. La ignorancia persiste. El ritual está tan insertado en la conciencia que hoy en día, - presentes descompuestos- cuando un hombre se muere nadie sabe qué hacer con el cadáver, y lo dejamos en manos de la administración del rito, la ley implacable, el orden de la muerte.
Los rostros del mundo (253) Algo está cambiando
ALGO ESTÁ CAMBIANDO Algo está cambiando, grosera e impúdicamente, en nuestra sociedad de avidez y autodestrucción, cuando el impertérrito rostro del telediario interrumpe su retahíla de noticias, para aconsejarnos un seguro de hogar, o una crema de afeitar o una crema de verduras con las que se alimenta todos los días de sus vacaciones en un centro de “descanso” en Marbella… lo mismo que el hombre del tiempo que, entre borrasca y chaparrón, detiene su información, para aconsejarnos su marca de crecepelos, y así, el periodista deportivo, la presentadora de media tarde, y el locutor prestigioso… y todos los profesionales que hasta ahora habían sido para convertirse en hombres y mujeres anuncio. Todo un oficio de credibilidad para llegar a la verdad más deprimente: que nada es lo que parece y entre maldad y caridad ¡viva la sociedad! donde todo se compra y se vende.
Los rostros del mundo (251) El Buscavidas 13
EL BUSCAVIDAS 13 Ella dijo: “Hay quien ilumina el mundo y hay quien lo oscurece, ¿Tú que quieres hacer?” Él le dijo: “El océano me acompaña, quiero navegar junto a ti, en días de lluvia, en días de sol”
Los rostros del mundo (250) El Buscavidas 12
EL BUSCAVIDAS 12 “Todos fallamos -dijo. A diario. Hay cosas en las que no podemos ganar aunque empleemos todas nuestras fuerzas” No era una excusa si no la constatación asumida de una realidad inapelable. Una forma de superar la tristeza.