Los rostros del mundo (187) Amor más allá de la guerra I

AMOR MÁS ALLÁ DE LA GUERRA

                   I

Después de cuarenta años
que el hombre llevaba muerto
disgregado por la atmósfera
- moléculas en el cielo-
lo encontraron hecho polvo
-cristalitos en el cieno-
las manos de quienes nunca
olvidaron de quererlo,
aquellos hombres valientes
firmes de convencimiento
que no aceptaban la muerte
volátil en lo disperso,
y no dejaron la lucha
ni rindieron sus empeños
de vencer la oscura noche
de vencer al desconsuelo
a la memoria rendida
por la siembra del silencio,
al dolor por lo perdido
o al olvido desafecto.

Ellos eran las vendimias
de las familias sin dueños,
amantes de sus labores
de sus labores maestros,
brújulas que nos orientan
a casar raíz y tiempo,
historias de nuestra gente
amados en los recuerdos,
que levantaron la tierra
para darnos un pensamiento:
ser firmes en la derrota,
no darse nunca por muertos,
vivir hasta las más altas
cimas del merecimiento,
sentir que vale la pena
ser libres, ricos, atentos,
ricos de amor y aventura,
libres canciones del cielo
atenta verdad que nombra
los caminos del respeto. 

Los rostros del mundo (186) Ha renacido

HA RENACIDO

Ha renacido.
De la mustia belleza enajenada
      por la desolación
a esta nueva relación de fuerzas
donde exhibe la vida recobrada,
la pasión que vuelve a desnudar
      su cuerpo de vestal
devota de la sagrada lujuria.

Ha renacido
Con sus ojos como pozos de rosas negras
      de sombras nocturnas y felinas
y su piel visitada por la luna que orbita su sangre
y trae primaveras a la orilla de la mar.
Templo sagrado, carne ofrendada.
Ha renacido.

La primavera, virtud del reino vegetal,
que trae nuevo rostro
      a la seca presencia del árbol 
que ha sufrido los rigores del invierno,
      enseña, que aquello que es connatural 
al árbol o la semilla
      lo es también para la mujer que ha sufrido
los rigores del desamor.
Ha renacido.

Los rostros del mundo (185) Poema chino

POEMA CHINO

Sus manos como corteza de pan caliente
Como maderas de boj pulidas por el afecto

Su piel como aceite de romero
Su piel como un verano infinito

Su cuello como un ciclo de lunas
Como un ascensor que sube hacia el azul

Sus dientes como un bordado de novia
Sus dientes como peladillas de bodas

Su frente como un descubrimiento
Su frente como un acantilado de promesas

Sus cejas como vuelo de aves
Su sonrisa como apertura al cielo
Enmarcando unos ojos blancos y negros.

Los rostros del mundo (184) Insomnio a las tres de la madrugada.

INSOMNIO A LAS TRES DE LA MADRUGADA

Déjate de poemas
y duerme.
Los poemas
le interesan más al gato
-que no tienes-
que a la gente
-que te ignora-

y el insomnio,
que cada noche te regala
dos horas,
te impide cumplir
con los hábitos saludables
del descanso continuado.

Ocho horas de sueño seguidas
ayudarían a tu propósito
de perder peso
o estar más activo
o menos apagado
para tomar decisiones.

Un poema empezado a las tres
de la madrugada
acaba en la insignificancia
como este mismo
que no sé ni cómo acabarlo,
que ni siquiera sé
por qué lo acabo de escribir.

Los rostros del mundo (183) Autopista

 AUTOPISTA

Las nubes están tendidas
como ovejas estáticas
en el césped de las zonas de descanso
      de las autopistas,

ovejas esculpidas con chapas y alambres,
precarias y precisas, atadas
a un destino de animales que decoran
los jardines de las zonas de descanso
de las autopistas de la muerte.

Nubes quietas, fijadas por alambres invisibles,
apacentando en el cielo azul,
como ovejas de blanco vellón inmaculado,
postal del cielo, estampa del recuerdo.

¿A dónde voy solo por esta autopista
que no sea camino del olvido?

Los rostros del mundo (182) Comidas

  COMIDAS

El 12 de enero de 1664, Samuel Pepys
escribe en su diario que ha comido un cisne asado
y que es “un manjar delicioso”.

Los hábitos alimentarios del hombre
pueden ir desde las hormigas al pangolín,
pasando por los gusanos, los saltamontes,
los caracoles, los caballos o cualquier otro animal
que nos rinda sus proteínas.

La cultura alimentaria, aparte de territorial, 
      es particular.
Conscientemente, yo no comería cisne,
ni filete de delfín, ni golondrina a la plancha,
ni jilguero macerado, ni corazón de águila,
ni pechuga de halcón o búho…

Ni cualquier animal
que pueda calificar de “adorable”.

En esa categoría entra el cisne, el perro,
el gato, el loro, el burro, el hamster,
los peces de colores u otros animales 
      que componen
la familia de las mascotas.

También, por otros motivos de repulsión,
no comería rata, hiena, víbora, murciélago,
sapo, babosa, araña…

No sé cómo he pasado del cisne de Pepys
a estas babosas o arañas. El caso es que no comería
ni una cosa ni la otra, aunque estoy más cerca 
de Pepys que de la araña.

Los rostros del mundo (181) Escalera de color

   ESCALERA DE COLOR

No hay furor que no contenga 
      la insumisa voz de los crepúsculos.
No hay crepúsculos que no sentencien 
      la inmovilidad de la contemplación.
No hay contemplación que no sostenga 
      la esfinge del animal.
No hay animal que no sepa 
      la verdad del dios que guarda silencio.
No hay silencio en los versículos 
      circulares de las escrituras sagradas.
No hay escritura sagrada 
      que de pistas sobre el misterio humano.
No hay misterio humano más allá
      de sentir tu belleza abriéndome el alma.

Los rostros del mundo (180) Condicional

   CONDICIONAL

Si vienes con tu sombrilla,
todo el mundo se quita los zapatos.

Si nos invitas a unas copas en tu apartamento,
Syd Barret bajará de su higuera celestial.
para bailar en tu fiesta.

Si callas,
el universo calla.
Si hablas.
el universo sigue callando.

Si lees el libro de los bosques,
tomaré medidas para perder peso.

Si marchas sobre el hielo,
los maestros severos de la vida
se fundirán en un abrazo de júbilo y temblor.

Si dices ven, las mariposas del anhelo
baten alas de colores efímeros y llueven pétalos 
      en las estepas del incendio.

Si guardas fidelidad en la otra orilla del océano
me pasaré las noches copiando las estrellas de mar.

Si decides suicidarte, te acompañaré,
si decides vivir, envejeceré a tu lado.

Los rostros del mundo (178) Escena argentina

     ESCENA ARGENTINA

Pasa una hermosa
acompañada
de su prometido
y un paisano apostado
a la vera del camino,
ferruginoso y adulador,
le espeta 
¡Solita!

El prometido,
herido en su amor propio,
le responde
“Solita se va a quedar tu alma
hdep.”

y le descerrajó un tiro
en el pecho
abriéndole un boquete
por el que se escapó
todo el valor de su vanidad,
por el que entró
todo el vacío de su gallardía.

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