L desierto tiene vergeles entre kilómetros de arena ¿no te importa que nunca llegue el agua que lava la ausencia? ¿Prefieres la pura intemperie de la soledad y la nada, estrellas desnudas, relente, silencios que pulsas sin ganas? Perdido por los pareceres de tus opiniones devastadas tal vez el amor sea una suerte de imprecisión y encrucijada. Un lugar donde la voz huye llevada por vientos remotos, donde las ganas te consumen la sed de un cálamo sin fondo. Ya no lo escuchas, no lo quieres, lo que ofrece no te compensa, los oprobios de los ponientes, las fatigas de las cadencias. Sus postulados sobre el orden sus religiones hociqueras, sus penurias, sus devociones, sus simulacros de decencia, han consumido tu deseo, han desgastado tu clemencia, han contribuido a la escasez del alma que gime y se enferma. P.D. a Antonio Escohotado, cascarrabias inveterado.
Mes: septiembre 2021
Romance de las monjas cerveceras
aseando por las calles de un barrio de la ciudad me fui perdiendo en la tarde sin saber por donde andar. A la vuelta de la esquina me llevé la gran sorpresa, las monjitas del convento tomándose unas cervezas. Cuando estaban calentitas se pusieron a cantar “arriba con los pecados que vamos a confesar”. “Si nada humano es ajeno para las hijas de dios, probemos con otros vicios probemos la perdición. Sepamos lo que es el mundo, las gentes, los feligreses, las mujeres de la vida y los morlacos candentes, los ladrones, los perversos, los grandes corruptores, los que se afanan un duro, los que se roban millones. Los que regalan su sombra. los que reparten sus dones, los pobres mas desgraciados que no quitan, siempre ponen. Igualitos que nosotras que vivimos desprendidas, siervas de los sentimientos que no toleran la vida. Pongamos echar un clavo, digamos una blasfemia, será la mejor manera de conocer las sentencias que condenan a los hombres a ser esencias absurdas y a sus absurdos destinos que no se terminan nunca”. El grupito de las monjas ya se iban arremangando, entrando en el desvarío de los delirios borrachos. Cantando, ranas obscenas, letrillas de desparpajo, por escapar del bochorno me fui largando despacio. Que está bien la libertad que busca sus soluciones, y el fervor que mani-fiesta las represiones del orden. ¡Vivan las monjas alegres y los obispos pendones que la vida son dos días no nos toquen los cojones! P.D. Dedicado al ex-obispo de Solsona humano, demasiado humano.
Romance de la República Interior
e bajado por la orilla anaranjada del tiempo. Las ramas que de los árboles defienden brisas y cuervos, las corsarias caracolas que acogen el mar adentro, las pequeñas maravillas que defiende el yo del ego, para que formes tu esencia, tu persona con su verbo, más allá de lo aparente, más allá de ti y más lejos, me acompañan con solvencia por las venas que el silencio va abriendo en las arboledas anaranjadas del tiempo. Toda la virtud es poca para entrar por los senderos que cercan los mil demonios del bosque de los deseos; salud y valor te exigen para entrar en los aciertos del cristal que nos revela el coral del indefenso, la íntima sangre que pulsa el corazón del secreto, allí donde la palabra dicta su labor y el sueño anticipa que la vida es siempre descubrimiento. Fortaleza y resistencia para parar al ejército que busca la confusión con el barullo del miedo; que nadie pierda de vista que todo viene del cuerpo, el valor y la salud y el alma que vive dentro, las verdades que cultivan las joyas del intelecto, un invisible tesoro del que somos manifiesto, soldados de su república ministros de su gobierno.
L desierto tiene vergeles
entre kilómetros de arena
¿no te importa que nunca llegue
el agua que lava la ausencia?
¿Prefieres la pura intemperie
de la soledad y la nada,
estrellas desnudas, relente,
silencios que pulsas sin ganas?
Perdido por los pareceres
de tus opiniones devastadas
tal vez el amor sea una suerte
de imprecisión y encrucijada.
Un lugar donde la voz huye
llevada por vientos remotos,
donde las ganas te consumen
la sed de un cálamo sin fondo.
Ya no lo escuchas, no lo quieres,
lo que ofrece no te compensa,
los oprobios de los ponientes,
las fatigas de las cadencias.
Sus postulados sobre el orden
sus religiones hociqueras,
sus penurias, sus devociones,
sus simulacros de decencia,
han consumido tu deseo,
han desgastado tu clemencia,
han contribuido a la escasez
del alma que gime y se enferma.
P.D. a Antonio Escohotado,
cascarrabias inveterado.


aseando por las calles
de un barrio de la ciudad
me fui perdiendo en la tarde
sin saber por donde andar.
A la vuelta de la esquina
me llevé la gran sorpresa,
las monjitas del convento
tomándose unas cervezas.
Cuando estaban calentitas
se pusieron a cantar
“arriba con los pecados
que vamos a confesar”.
“Si nada humano es ajeno
para las hijas de dios,
probemos con otros vicios
probemos la perdición.
Sepamos lo que es el mundo,
las gentes, los feligreses,
las mujeres de la vida
y los morlacos candentes,
los ladrones, los perversos,
los grandes corruptores,
los que se afanan un duro,
los que se roban millones.
Los que regalan su sombra.
los que reparten sus dones,
los pobres mas desgraciados
que no quitan, siempre ponen.
Igualitos que nosotras
que vivimos desprendidas,
siervas de los sentimientos
que no toleran la vida.
Pongamos echar un clavo,
digamos una blasfemia,
será la mejor manera
de conocer las sentencias
que condenan a los hombres
a ser esencias absurdas
y a sus absurdos destinos
que no se terminan nunca”.
El grupito de las monjas
ya se iban arremangando,
entrando en el desvarío
de los delirios borrachos.
Cantando, ranas obscenas,
letrillas de desparpajo,
por escapar del bochorno
me fui largando despacio.
Que está bien la libertad
que busca sus soluciones,
y el fervor que mani-fiesta
las represiones del orden.
¡Vivan las monjas alegres
y los obispos pendones
que la vida son dos días
no nos toquen los cojones!
P.D. Dedicado al ex-obispo de Solsona
humano, demasiado humano.


e bajado por la orilla
anaranjada del tiempo.
Las ramas que de los árboles
defienden brisas y cuervos,
las corsarias caracolas
que acogen el mar adentro,
las pequeñas maravillas
que defiende el yo del ego,
para que formes tu esencia,
tu persona con su verbo,
más allá de lo aparente,
más allá de ti y más lejos,
me acompañan con solvencia
por las venas que el silencio
va abriendo en las arboledas
anaranjadas del tiempo.
Toda la virtud es poca
para entrar por los senderos
que cercan los mil demonios
del bosque de los deseos;
salud y valor te exigen
para entrar en los aciertos
del cristal que nos revela
el coral del indefenso,
la íntima sangre que pulsa
el corazón del secreto,
allí donde la palabra
dicta su labor y el sueño
anticipa que la vida
es siempre descubrimiento.
Fortaleza y resistencia
para parar al ejército
que busca la confusión
con el barullo del miedo;
que nadie pierda de vista
que todo viene del cuerpo,
el valor y la salud
y el alma que vive dentro,
las verdades que cultivan
las joyas del intelecto,
un invisible tesoro
del que somos manifiesto,
soldados de su república
ministros de su gobierno.