Al bajar a la calle me llamó mi madre, dijo que me esperaba con la comida preparada que no hiciera tarde que es domingo y no martes que no pierda el tiempo arreglando los frenos que no vaya deprisa que le da la risa. Aunque sea mentira la comida familiar no se puede perdonar, así que me fui en coche antes de que se me hiciera de noche. Atropellé a un sapo en forma de gato. Y a una culebra que se toma su tiempo y serpentea. La prisa no es buena consejera, si no eres muy listo, tropiezas a la primera. Llegué a tiempo del vermut y un niño me hizo tururut -tururut. Brindemos, ¿Qué celebramos? El ascenso de tu hermano. ¿Y a qué lo han ascendido? A jefe de ascensoristas. Fui discreto malabarista y contuve la risa para no salirme de la pista. Mi hermano me dijo ¿Cómo llevas tus tontadas? Aquí te dejo unas cuantas y dedicadas.
Mes: junio 2021
He bajado a la calle 4- día 312
Ya en la calle me han asaltado las dudas, ¿he cerrado la puerta de la casa? ¿se ha oxidado el corazón de la mirilla? ¿he dimensionado la cuestión del perro? ¿han quedado claras las intenciones? ¿tendré que volver a repetir la sinusitis del santo? ¿seguirá la niebla, aunque yo me haya ido? ¿quedó resuelta la identidad del cesante? ¿silencié la carátula del papagayo? ¿Se notará el suicidio del tedio? Dudé entre volver a la mansión del miedo, o seguir hasta el mar de los sargazos… al fin y al cabo, ya estaba en la calle, aunque ninguna de las dos opciones parecía la mejor.
He bajado a la calle 3- día 311
He bajado a la calle y he visto un perro andando como un señor y a un señor renqueando como un perro, una motocicleta petardeando como una mascletá buscando un horizonte de malajes, un rebaño juvenil a la entrada de un redil educativo, un anciano con un bastón buscando cocodrilos en la cola de una farmacia delincuente, balcones con banderas de causas estrelladas, loqueros y dementes bebiendo agua de una fuente, una nube perdida en el desierto azul de un cielo sin memoria, un músico a la espera debajo del árbol de las canciones y un paisano que venía de Soria cantando su mercancía de quesos, chorizos, decepciones y achicoria.
He bajado a la calle 2- día 310
He bajado a la calle y me he encontrado con la mancha que sudan las conversaciones, retazos de fútbol y pasiones necias, lugares comunes, requiebros ebrios, comidas habladas, identidades de barrio, las desprendidas materias pringosas ensuciando la acera de colillas insalubres y alas muertas. He bajado a la calle, he comprado el pan y me he vuelto al silencio de mi casa. Las conversaciones con las que me tropiezo son espesas, arenosas, pringan. Por hoy, tengo bastante. Me voy a lavar la ropa.
Romance de las señales
e van viniendo señales que intuyes y no obedeces, libres flujos que no sabes donde van, de donde vienen. Deshaces un nudo y sueñas con hallar la puerta exacta por la que la luz se adentra por la que la voz se aclara. Insomne cuando te acercas, durmiendo cuando se acalla, arrastrado en la extrañeza vas perdiendo lo que ganas. Y en eso andas desasido, sin sosiego en la demencia de no saber si es domingo el día en que te despiertas. Señales hubo, señales como el sol en la ventana, la tibieza de los lares, amanecer con el alba. Pero hay fuerzas que te llevan, por caminos sin salida, claridades que te ciegan, errores que no marchitan. ¡Ay quien pudiera volver atrás la vida! Sentir de nuevo. Retroceder hasta el día en que la vi. No equivocar el camino, con la mente despejada resolver el laberinto de volver de nuevo a ti.
He bajado a la calle 1- día 309
He bajado a la calle y un loro me ha silbado La Marsellesa, la mugre de la acera me ha pedido limosna, el camión de reparto celebraba su santo, una colilla saltaba de lo viva que estaba, he soñado que la chica que corría, me perseguía y que la camarera traía el café y la primavera.
Soneto de despedida y cierre – día 308
Comprendo que mi reino no es de este mundo -yo que no tengo reino y estoy de paso- No hay manera de parar este fracaso. De ser sentido y sentirme furibundo. Me exaspera la raíz de lo infecundo; Crece mi desasosiego y es acaso el melancólico furor del ocaso amedrentando a mi espíritu errabundo. La inocencia tiene el precio del error. La nostalgia es la forma de estar dormido que reporta el descontento de uno mismo. Voy pasando como un burro en el abismo. La niebla informa lo que soy, lo que he sido: Un ciego palpando el aire del amor.
Soneto al edecán justificador de su señor – día 307
Qué delirante y falso, qué pesado, qué necio patriotero de latón, qué cobarde bigote de ratón, que jeta de edecán más descarado. Se quiere hacer pasar por hombre honrado y es clavado al padrino como un clon: se le ven los recursos del sobón y las formas blandengues del sobado. ¿Y este quiere llevarnos a la Neo- Patria, con las maneras pretendidas de un líder? ¡Por dios! Más bien lo veo como un Eichmann tomando las medidas del perfecto servidor. Como el reo de una misión: jodernos nuestras vidas.
Soneto de la mentira política – día 306
Con todos estos tipos que nos mandan yo no iría ni a tomarme un café, ellos tienen cinismo, tienen fe. Yo les tengo un desprecio invulnerable. No sirven para nada, pero mandan. Si el trato es con la mano, usan el pie. Eso que nos dirán yo ya lo sé. Prometen el sol y es mierda execrable. Infectos y paródicos políticos. Rufianes que se envisten sin memoria. Engolfados patriotas de mi ira. Representan papeles paralíticos. Escenifican sombras de la gloria. Son plásticos que estiran la mentira.