Ser como el corazón de un río: navegable. No ser una prisión de pájaros. Dejar que la flor de un día se muera en un día. No añadir ni un ruido más al ruido del mundo. Navegar con ebriedad de nubes. Transcurrir, no trascender. Besarte en la sombra.
Mes: agosto 2020
Andar y sonreír – día 17
Vivir en la leve sorpresa de una ciudad que no conoces, donde no te conocen tampoco y no tienes necesidad de ser amable por obligación. Solo vivir navegando en esa ciudad de parques vacíos y cafeterías despejadas de perros y niños, oreado por la brisa que danza en las hojas verde-amarillas de los plátanos. Andar y sonreír por una ciudad donde te da la bienvenida la belleza fugaz y exacta de una mujer que dibuja mandalas, regalos, mensajes de armonía en la geometría abstrusa de la vida.
Romance de los poderosos
l mundo, aunque no me guste les pertenece a los malos, ellos nunca dudan si tienen un crimen entre las manos, ejecutan sin miramientos siempre lo tienen muy claro cuando tratan de defender sus intereses creados. No les viene de una muerte ni de un robo, ni de un rapto, de si explosiona un avión o colisionan dos barcos, si el accidente es un tiro que llega al destinatario, si descarrilan los trenes si se despeñan los autos si la suerte los decesa por jeringa o por barranco. Importa que siempre queden problemas solucionados, la mujer en su pecera, los hijos bien educados, el tiburón en el mar, y el yate bien atracado, el enemigo en su tumba y el dinero a buen recaudo, el banco sin que se mueva y el dinero a buen recuado, los negocios con los socios y el dinero a buen recaudo. ¿insisto con el dinero para que quede bien claro? Todos lo demás objetos son productos de intercambio, que si joyas y lujurias, que si coches y caballos, que si fiestas de glotones, que si mansiones de mármol, que si chicas pornográficas, que si hectáreas de pasto, que si herencias de familias que si fincas del catastro, propiedades apropiadas con crímenes y a destajo, que mantener el estatus de dueños y soberanos de inmuebles y semovientes les cuesta mucho trabajo. Lugares muy privativos espacios muy reservados donde el brillo del dinero es de buen gusto gastarlo, y a los pobres envidiosos que les den y que les den y que los vayan marcando.
Contrariedades – día 16
Las contrariedades, pequeñas, múltiples, insidiosas, obstáculos, zarzas, piedras del camino, palabras torcidas, discusiones necias, desastres de hilo y cordón, impertinencias, desamores, incomprensiones, incertidumbres, barros y des-barros, cucarachas invisibles, formas ariscas, cristales, vasos rotos, gritos… sumando y sumando hasta el hartazgo pueden ser la gota que colme el vaso. Las contrariedades se esconden detrás de las esquinas, de los proverbios, se ocultan en los resquicios, en las definiciones, se agazapan donde no las esperas, en las biblias, te asaltan a la yugular del alma, te muerden los pies, las entrañas, están por todas partes, de cualquier sitio te puede venir el daño. Amazónicas, venenosas, insufribles, abren las puertas de la muerte. Abatibles, refractarias, insomnes, abren los retos de la vida.
Maleducado byrd – día 15
Paseando por el bosque me he parado a hablar con un pájaro. Le estaba contando una confidencia existencial sobre el amor y la soledad. El pájaro cabeceaba rápidamente como dando a entender que la vida es complicada. Después de unos segundos el pájaro se marchó sin decir ni pío. Desde entonces a esta clase de pájaros les llamo “maleducados bird”.
Hoy me han dado una mala noticia – día 14
He comido una piedra para cenar, una piedra terrosa con sabor a hartazgo y muerte, esa muerte que embute la boca como si comieras una piedra de arena, una piedra que rebosa hacia la garganta. Hay noticias que no deberían darse antes de la cena, que no deberían darse nunca y menos antes de una cena. Se te llena la boca de cemento en polvo y ya no comes y te quedas toda la noche como un perro en pena, añorando la vida arrebatada, hundidos todos los barcos, cerrados todos los horizontes. (Para C. que fue delicadeza y encanto)
Palomas – día 13
Las palomas que salen de tus manos llegan a mis manos. Las metáforas que salen de tu boca arden en mi corazón. Esto que digo en presente pertenece a un tiempo de la memoria. Sus huellas de incienso y cañaveral han sido, y tal vez ya no son, trascendentes para mi vida, una isla flotando en la niebla de la fecundidad.
Cipreses – día 12
Los dos cipreses, vigilantes hieráticos a la puerta del cementerio, saben quienes entran detrás del féretro. Los conocen por el aura, los distinguen por los gestos, los delatan las muecas o las veladas sonrisas, el brillo de los ojos o el color de las lágrimas. Precisan y separan entre los que van con dolencias o condolencias, los que van con pena y los penosos, los que entran para cerciorarse y los que se despiden para siempre.
La moneda – día 11
Algunos pueblan la mentira como otros cotejan la mutilación moral de las órdenes religiosas. Ambos parten de una motivación ajena a la verdad revelada por el código luminoso de las estrellas del día. Ambos eligen, de las apariencias, la que más se amolda a sus intereses pecuniarios. Ambos dos manejan la misma moneda. Cada cual la reconoce por la cara que le toca.