En una hoja apócrifa de un libro de Jabès que no llegó nunca a ver la luz de las imprentas, se leen estos versos referidos a los riesgos morales: Las pruebas del destino no son en vano; Los animales que te acompañan en el sufrimiento también necesitan tu compasión; Aprovecha el dolor ajeno para adelgazarte con el dolor propio; No practiques la fornicación en presencia de tus invitados; Procura no darte un golpe en la cabeza con el tronco de una higuera; No corras, es de cobardes, pero date prisa, es de diligentes; Si aceptas el dinero de la corrupción no admitas la traición de tus principios. No comas mucho pan, guarda un poco para los que te acompañan, gorriones y hormigas. Las pirámides, que te preservan del desierto, conectan a los muertos con sus dioses, y a sus dioses, con el polvo y la nada. Solo hay un dios verdadero que no conoces. Él te conoce. No te creas importante.