El Rescate Conozco el miedo de la oscuridad, es el miedo de lo indeterminado, de lo imprevisto, del gato y sus tijeras. Sin ojos que avizoren, nunca sabes por dónde te atacan las garras, por dónde puede venir la dentellada. Hasta el más leve roce del ala de un murciélago bastaba para entrar en la asfixia agónica de la muerte inminente. Estuve en una mazmorra ciega. Cualquier ruido se agranda y te llena de espanto. Oía el metal oxidado de los cerrojos, un eco de laberintos con celdas de prisioneros. Oía el gemir de un moribundo. Oía el caminar seco del escarabajo. Oía la voz de mi madre diciéndome despacio “sal de ahí, sal de ahí” Oía a las águilas que movían el aire de las cumbres. Oía la respiración del mar y el rumor de las olas. Oía la risa de mi infancia junto al río y el coro de los juncos y los tamarindos. Y al fin, oí la voz de Dios que me dijo: "somos la séptima" “prepárate para el rescate”