Se acabaron -ya hace siglos- el tiempo en que los líderes -Alejandro Magno, Gengis Kan- encabezaban las huestes de sus ejércitos exponiéndose en la batalla, como uno más -si se me permite la sinécdoque- de sus soldados. ¿Líderes actuales? Ahora ya ni aparecen. Conservan del nombre su mentira. Ni la esencia ni la sustancia: el marketing. Se recluyen en sus despachos y emiten una conferencia exculpatoria por medio del plasma. Carnes de Pixel. Se volverán a construir pirámides, -qué digo, si ya están construidas- en cuyas cúspides de cristal permanecerán, asépticos y despóticos, todos los sátrapas que nos esperan de aquí, hasta la extinción de la humanidad.