ORACIÓN XII A ¡Oh Señor de la luz, que todo lo ves! que conoces el fondo oscuro de las malas intenciones, el corazón cainita de los hombres que creen lo que ignoran y quieren ser más que sus hermanos; A ti, Señor de la luz, ¡te imploro! dame la lucidez necesaria para entrar en la mente del otro, entrar en el arquetipo mitológico, en el núcleo de la energía del alma humana, en el fuego interior donde se funden los metales de las contradicciones. Ese es el conocimiento que quiero para vivir en el perdón de los pecados, libre y a salvo de la maldad que nos circunda.