EL FERROVIARIO Muchos años después aún me despierta la pesadilla de aquella ronda nocturna de mi primer año de trabajo en la Renfe. Yo iba revisando las vías entre las estaciones de R. y F. cuando me encontré con un cuerpo decapitado. Mi reacción instantánea fue apartar la mirada a tal velocidad que de la visión no podía deducirse ninguna certeza y sí un miedo súbito de espanto y huida. Tuve que volver atrás para cerciorarme de que aquello era una cabeza y el bulto era un cuerpo humano. Me entretuve el tiempo justo para no equivocarme y poder dar el parte al compañero que venía de la otra estación. ¿Habéis oído decir la expresión “pies para qué os quiero”? Aún me veo corriendo por las vías rompiendo a bandazos de farol desesperado la oscuridad de la noche.