Fantasías De aquellos tebeos de nuestra infancia se llenaron nuestras cabezas de fantasías heroicas de las que éramos protagonistas valerosos, invencibles: Blandir una espada por las causas perdidas, arrojar una moneda contra el destino incierto, salvar a la doncella del maldito bastardo, defender a los niños del ataque del lobo, devolver la corona al legítimo rey… una sopa moral que alimentó nuestro idealismo como Alejandro Magno, tal vez, se alimentó de las aventuras troyanas de Homero y sus caballitos de madera.