
ORACIÓN VI
Me acusan Señor, de ser un blasfemo.
Tú sabes, perfectamente, cuán falsa
es esta acusación.
Yo soy el primero en reconocer
mi insignificancia
ante tu misterio insondable,
ante el que me postro.
Sí te pido, Señor, que apartes de mí
a tus devotos.
Son unos pesados insoportables
(¡que no sabrás tú
que los sufres en primera línea!)
que levantan contra mí, sus injurias,
sus falsos testimonios,
sus depravados deseos de joderme la marrana.