
EPIGRAMA 10
No vino ningún amigo tuyo
al sepelio.
Tal vez porque están todos muertos.
Tal vez porque no tienes amigos
que llevar a tu propio entierro;
así que,
a tu soledad de muerto definitivo
hay que sumar tu soledad
de abandonado en la vida.
Los presentes, entre los que me hallo,
vinimos a testimoniar
que no levantaras la tapa del ataúd.