Los rostros del mundo (203) Oración XXXIV

Oración XXXIV

Comprendo Señor, que no escuches mis ruegos,
que no hagas caso a mis peticiones y demandas,
que no se cumplan mis deseos expresados 
      con oraciones y velas,

bastante tienes con atender a los verdaderos necesitados
como para perder el tiempo con las exigencias
de mi debilidad y cobardía.

Te agradezco que me dejes en la libertad de mis pecados
y en la superación de mis errores.

Yo sé que, secretamente, velas por mí, 
como esos queridos muertos que interfieren 
para que mi vida no vaya por el camino 
de la baratura y la bancarrota.

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