SONETO DE LA CALMA Las mañanas del mar traen la calma. Navega la paz del mundo en mi mano. Desprende el corazón su brillo humano bajo el metal hendido de la palma. El abierto venero, luz del alma, cómplice nos integra en el arcano: ser en la contención como un espartano, no ser en la razón el que se ensalma. Las olas sucesivas, en la lenta armonía del agua y su cadencia, respiran el sosiego en movimiento. Vida y muerte en el mismo pensamiento, ser y no ser estando en mi presencia, señor en la verdad contra la afrenta.