Los rostros del mundo (133) Los cantos

   LOS CANTOS

Cuando la muerte vino a buscarme
yo ya estaba muerto. Respiraba 
como una anguila fuera del agua,
una agonía de interminable

arena, una garganta que sabe
su límite de dolor y calma.
Acataba una misión sagrada
con la devoción rota del aire,

asumiendo mis falsas monedas,
los confines que cercan los pasos,
los recodos del alma secreta.

Me salvaron del miedo los cantos,
las fértiles voces que despiertan
en la noche tambores rasgados.

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