SONETO DE LA SENSUALIDAD Feroz ladrón de néctares ajenos Furioso colibrí que vas libando La melaza que el sabio va dejando En la paz de los lugares amenos Naces en el mar de los sarracenos Donde el sol germinó de contrabando La piel del cuerpo fúlgido escalando Sensual inundación entre sus senos Ella va circulando por esquinas De lúbrica memoria en el cerebro, Morosidad de incendios, alma mía, El amor y la muerte eran vecinas En los cañaverales donde el Ebro Esconde del amor mi fantasía.