UN MAL DÍA Jesús, Cristo, tuviste un mal día el día que dijiste “quien no está conmigo, está contra mí”. Una frase propia de un pistolero de taberna, de un matón de frontera, de un fanático a punto de perder su escuadra, de un general que vive de la arenga, de un conquistador que se juega el destino a una carta, de un fascista en la cima de la desesperación. Tú también defendías una causa como un Hernán Cortés cualquiera, dibujando una raya para saber quién iba contigo y quién se borraba de la partida. Hasta Dios puede tener un mal día.