Los rostros del mundo (1) Arañas

El conocido aforismo “conócete a ti mismo” que Platón pone en boca de Sócrates cuando reprende a Alcibíades -que quería dedicarse a la política- hace referencia a la necesidad del autoconocimiento antes de querer dirigir a los otros.

Este aforismo lleva implícito un segundo no escrito: “conoce a los otros”.

Si el primero es un enigma a descifrar, el segundo no lo es menos.

La propuesta de LOS ROSTROS DEL MUNDO gira alrededor de ese segundo enigma. La cara como espejo del alma. El rostro como el rastro de ese conocimiento. El poema que lo acompaña como un espejo de palabras. Dos caminos que no se bifurcan pues nuestra naturaleza es social y no existe el uno mismo sin el otro.

 
ARAÑAS
Soñó con ser cantante en escenarios de adoración y glamour, lejos de las disenterías obreras, de las arañas mentales de las familias pobres, de la suciedad que no permite blandir una espada enjoyada, arrojar una moneda de plata, cambiarte el charol de los zapatos.

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