Honor para los hombres que evitan las adulaciones, notarías de la insignificancia, las fiebres del autoengaño, las boberías del prestigio, las fermentaciones fatuas del ego y sus naderías. Desprendido, puede distanciarse de las apariencias, las mentiras que llevan al barniz demacrado del simulacro, huir de la prisa, escapar del obsceno hundimiento y ser, solo ser, ya, sin divisas.