Honor para el hombre adelantado – día 289

 Honor para el hombre que diluye
 el turbión ciego que lo domina
 y entra en los mares con pies desnudos
 oreado por palmas y brisas
 al ritmo de pífanos anónimos
 que atrapan el sándalo y lo libran
 en un arcangélico desastre
 del que sale lúcido y preciso,
 deslumbrado por las descuidadas
 virtudes que nacen del olvido.
 Siempre yendo adelante por nuevo
 sin saber las vueltas del camino.
 Adelante siempre y sin volverse
 a ver la estatua de su destino. 

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