He dejado – día 1

He dejado
la puerta de mi casa abierta
para que se entre por ella
toda la arborescencia
de una aurora sin consigna
y un latido sin penitencia.


Abierta y abierta
para que se vaya entrando
todo el bosque con su niebla,
la oruga, el zorro, el inspector
y la alimaña tensa,
para que pasen y vean
en un horizonte desnudo
las miradas que los reflejan,
el conmovido, el que tiene sed,
el que nada tiene y el que sólo sueña,


para que entren a la luz
de una lumbre dispuesta
y miren y se sienten y conversen y duerman
y digan que mi casa no es una casa
que mi casa es una ausencia,
un sencillo lugar de paso
como tantos en la tierra
donde no se discuten razones
ni se reparten sentencias.

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