He salido a la calle y me encuentro con mi fantasma; mi fantasma es hijo de mi fantasía; mi fantasía es un barro que modela una mentira funcional; la mentira que modela es una apariencia favorable para no espantar a la gente; la gente que se espanta modula el ritmo de la calle; la calle está llena de fantasmas que modelan, modulan y tiene miedo del otro y de sí mismos, fantasmas todos del teatro de la vida. He salido a la calle llena de fantasmas. Me he sentido un poco persona cuando he ayudado a una señora mayor a cruzar la calle. Ayudar a los otros te hace persona, te desviste de fantasma, te desfantamiza. Una conclusión afantasmada es suficiente para volver a casa.