Contra todos los que tratan a Federico García Lorca de Federico a secas. ¿Y qué pensar de esos poetas que tutean a los grandes como si fueran cómplices y amigos, o primos (como se tratan los reyes de distintas dinastías), más allá de los tiempos? Federico, Rafael, Miguel, Pablo, César… ¿Son creídos, petulantes, devotos, papanatas, soberbios, vanidosos? Todo eso y, además, malos de dos maneras: Tratando de redimirse de su banalidad como personas y de sus malos versos como poetas.