El color de la vida – día 180

  Todo tiene el color de la manzana.
 ¿De dónde vienen tantas intemperies?
 No será nunca para mí la bella
       que desmiente el martirio de los días,
 la hermosa de caminos nacidos para el sueño.
 El amanecer es una promesa pascual y ecuménica.
 El rapto oscuro ejerce la venganza.
 Hay silencio, suaves arrullos, verdes ramas.
 Todo tiene el color de la manzana.
  
 Miro el color del limón en la ventana.
 El comienzo siempre es una promesa del verano.
 Nada caduca en el agua de la noche callada.
 El rumor del alba pulsa las campanas de la paz.
 ¿Quién no oye la reparación del amor 
       en el primer café de la mañana?
 Todo tiene el color del limón en la ventana.
  
 Los soles cuadrados del cristal te llaman.
 Incendian el color reposado de la madera.
 La calidez interior es consecuencia de una hoguera
       de leños que tú repones con tu fiera determinación
 de ser el pulso armónico que te lleva más allá de la traición.
 Y aunque nada sea del color de tu preferencia,
       todos sus matices revelan una riqueza inagotable,
 una ensenada de caminos que se abren al destino
 que tú eliges, con toda la fortuna de la suerte que te aguarda.
 Todo tiene el color del sol en la ventana. 
        

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