. Bajo el discurso de proteger a la patria, se otorga a sí mismo el privilegio de ser inmune, de manipular los requisitos de la aparente legalidad y usar la ley en su beneficio, para expoliar al Estado. Ciegos al cínico brillo de su ombligo, quedamos paralizados, tontos, como animalillos abducidos que no reaccionan al mal que viene con melodiosa voz a destruirnos.