SONETO DE LOS MEDIOCRES
Los poetas mediocres se protegen,
se adulan entre sí, se condecoran,
se reparten los premios, se edulcoran,
se amadejan de amor y se entretejen.
Son iguales, aunque no se asemejen,
se acumulan en tribus y se adoran
se mueren de la envidia, se devoran,
se dicen ¡hasta aquí! sin que se alejen.
Se orientan, necesitan, pelotean,
se ufanan y presumen de sus vicios,
se encumbran, se mantecan, se jalean.
Indulgentes consigo, son propicios
al mal de la cizaña y no se apean
de sus bodrios devotos y ficticios.