Los rostros del mundo (127) Breve historia de nuestros dioses.

   BREVE HISTORIA DE NUESTROS DIOSES

Primero fueron
los muchos dioses
de las dinastías olímpicas
que acabaron expoliados
para construir los nuevos templos
del dios único y terrible
que nos expulsó del paraíso
y dejó que Caín
fuera sembrando
la violencia por el mundo…

después vino su hijo
el dios del amor
que nos aconsejó 
poner la otra mejilla
que duró, superada la Edad Media,
hasta un poco más allá
del Renacimiento…

La Ilustración lo cambió
por el dios del progreso,
que a su vez fue sustituido
por el dios de la guerra,
que a su vez fue sustituido
por el dios del futuro,
que a su vez fue sustituido
por el dios de la tecnología,
que a su vez fue sustituido 
por el dios del consumismo…

consumidos los dioses
ya solo nos queda consumirnos
a nosotros mismos.

Los rostros del mundo (126) Caracteres IV

   CARACTERES IV

Vive en el pánico,
de ahí sus grandes carcajadas
y sus accesos de violencia. 

No soporta a los demás
porque no se soporta a sí mismo.

Fuerza a su alma
a ser lo que no es.
Esta frustración
acaba por generar
ira y desesperación.

Necesita de la autoficción
para conducirse,
necesita a los otros 
para destruirse.
Sin testigos todo es nada.

Los rostros del mundo (123) Fanáticos

FANÁTICOS

Somos tozudos.

Cogemos un acto
y lo calentamos al fuego
      de nuestros deseos
      de nuestra sentimentalidad
para enderezarlo
      en la dirección contraria
a la que el acto nos indica.

No nos lo podemos creer.
El acto es más sincero
      que nuestra mente.
Nuestra mente es más obstinada
      que el acto.

No se ve o no se quiere ver.

Y, así, enarbolamos banderas fanáticas
a favor de las fábulas fatídicas.

Los rostros del mundo (122) Un mal día

UN MAL DÍA

Jesús, Cristo,
tuviste un mal día
el día que dijiste
“quien no está conmigo,
está contra mí”.

Una frase propia
de un pistolero de taberna,
de un matón de frontera,
de un fanático
a punto de perder su escuadra,
de un general 
que vive de la arenga,
de un conquistador 
que se juega el destino
a una carta,
de un fascista
en la cima de la desesperación.

Tú también defendías una causa
como un Hernán Cortés cualquiera,
dibujando una raya
para saber quién iba contigo 
y quién se borraba de la partida.

Hasta Dios
puede tener un mal día.

Los rostros del mundo (121) Oración XII B

ORACIÓN XII B

¡Oh Señor de la luz, que todo lo ves!
que conoces el fondo oscuro
      de las malas intenciones,
el corazón cainita de los hombres
      que creen lo que ignoran
y quieren ser más que sus hermanos;

A ti, te imploro, Señor del conocimiento,
dame un poco de lucidez
para tratar de comprender
la verdad de quien me miente,
ese enrevesado personaje que sonríe
      con una daga escondida,
que come mi comida y prepara su veneno,
al que le cuentas tu versión sincera
      y desliza un dato falso en mi memoria,
el que enreda su mentira en mi verdad,
el que suspende su hueso y se lo lleva
a sustanciar otros cocidos.

¡Oh, Señor, te lo pido, encarecidamente,
por ganar tiempo,
por ir eliminando obstáculos, 
energías negativas, rencores innecesarios.
He comprado un huerto
y quiero dedicarme a contemplar
el crecimiento de los frutales
y no atender ni un segundo más
a la fantasmagoría existencial de los traidores.

Los rostros del mundo (118) Guerra

GUERRA

Nadie, de quienes fueron a la guerra,
reconocía haber matado a nadie.

Como si a la guerra se fuera
a morir solo de afectación, de muerte natural,
de elipsis gaélica, de metáfora endeble,
de celeste sumisión, de piedra pensativa
o silbo vulnerado…
 
sin mediación de bala, explosión, 
o de gangrena o destripamiento
o pálido misil o metal hiriente… 

Los rostros del mundo (119) Bailar

BAILAR

Me gusta bailar,
dar vueltas al ritmo de la música,
danzar, sentirme ingrávido,
notar que soy uno con el cuerpo,
que todo yo soy 
            una onda más del universo,
feliz esfera de un sistema en equilibrio,
celeste carne que no se opone ni se resiste.

Me gusta bailar.
La única pega 
es esta música grosera e invasiva
que nos ponen los que están al mando.
Convulsión, grosería, intolerancia, desacato:
el movimiento del electroshock no es baile.

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