I
Los desaires de la vida
no los puedes evitar
las cerámicas se rompen
y el amor también se va.
II
Las campanas de la iglesia
dan las cinco de la tarde,
furtivos por los portales
se juntan la sed y el hambre.
III
Cien veces sueño
la misma cosa,
vente a mi casa
dulce amapola.
Vente a mi casa
dulce recuerdo,
que el sueño es nada
si me despierto.
A donde irás
dulce consuelo,
la gran hoguera
de mis deseos.
Vente a mi casa
dulce noticia,
trae el consuelo
de tus espinas.
I
Paso el día somnoliento
y alumbro o soy alumbrado.
¿Quién sabe lo que me pasa
cuando no estas a mi lado?
II
Son muchos los que yo tengo
deseos de estar contigo,
sería el sol de tu sueño
o la noche de tu ombligo.
III
A tu lado, todo es santo,
a tu lado, todo es cierto,
vivo bajo el más sagrado
corazón libre del Tiempo.
IV
Volver a verte de nuevo
a la vuelta del camino,
sería como el azul
contemplado entre los pinos.
I
Desde el café de la plaza
veo gente paseando
-mascarilla y soledad-
¿pasear o deambulando?
II
Hay días en que nadie
te puede asegurar
si el norte está en el norte
o si el norte está detrás.
III
Algunas veces acierto,
otras, muchas más, la cago
pero si insisto con fe
acabo clavando el clavo.
IV
Los demonios que me llevan
con su temple descarado
critican a los jilgueros
pensando como los grajos.
I
Bebe sin sed,
come sin gana,
vete a vivir
a la sabana.
II
A la vuelta de la esquina
me puse a considerar
si me vuelvo para casa
o me llego hasta el altar.
III
Rota la copa
de blanca luz
en mil cristales
por la ventana
mil veces entras
mil veces sales.
IV
Solo en dos ocasiones
te me has puesto a llorar:
una porque te quedas
y otra porque te vas.
V
Quien quiera que te entienda,
lo ponga en un refrán
lo cante por el barrio,
lo escriba en un cristal.
Que quede esclarecido
grabado y sin borrar
que cotizo hasta el cielo
y acabo en el bazar.
Fabulilla del vientoAnduvo el viento
caminos largos
y llegó a tiempo.
Llegó de lejos
por caminos viejos
a contar su cuento.
A contar de saldo
el viejo cuento
de todo tiempo.
Arenga parca,
en poco tiempo
contó su cuento,
Y se fue
con viento fresco
y se llevó mi aliento.
¡Mal viento,
que la espada fría
de mi pensamiento
taje tu recuerdo!
I
Mirando las nubes ves
un ejército que avanza
y un caballo que después
se transforma en una vaca.
Las nubes tienen el don
de ser barcos en el aire,
carabelas de Colón,
que no las gobierna nadie.
II
El mirlo en la espesura
canta al anochecer,
dice sus melodías,
tú no lo puedes ver.
No te están dedicadas,
las dice para la fe
de quien siente que el mundo
puede ser un edén.
I
Si soy hijo de mi padre,
si soy nieto de mi abuelo,
tú mañana no lo cuentas,
vas directo al cementerio.
II
Que se vaya todo el mundo
con el jolgorio a otra parte.
La pistola tiene un dueño
y de otro dueño es la sangre.
III
Por la mañana temprano
no me acuerdo de la noche,
ni del puñal ni la sangre
ni del crimen ni del coche.
IV
Cuando acabas la faena,
dejar los cuchillos limpios
te limpia todas las penas.
I
De las muchas tonterías
que en la vida he cometido
la más terrible de todas
es haberte conocido.
Tanto me hubiera valido
conocer a una serpiente,
a una pantera furiosa,
a un escorpión de repente.
Con más fortuna estaría,
con menos acabamiento,
con más salud de la buena,
con menos resentimiento.
II
Elijas lo que tu elijas
siempre la vas a cagar,
uno, por tonto del culo,
y otro, por tonto no más.
III
Con el corazón encendido
por la indignación galopante,
comprendo a los que saquean
el tratado de los tratantes.
I
Otras son las que me quieren
con un amor verdadero,
me dan café calentito
y tú, infusión de veneno.
II
Ahora que te quiero mucho,
después, que nada te quiero,
es trabajo de carpintero
la garlopa y el serrucho.
III
Deja que todo se ondule,
deja que todo se vaya,
el recuerdo con la nube
y mi dolor, por las ramas.
I
Tiene la luna esta noche
un farol de clara luz
que ilumina tu camino
y hasta lo pinta de azul.
II
Ayer por la mañana
quise ver una flor,
miré hacia tu ventana
y estabas tú y el sol.
III
Tus palabras tienen
-cristal y llama-
un jilguero que canta
en cada rama.
IV
Entre muchas hay dos cosas
que no me puedes negar
que te regale una blusa
y te la venga a quitar.
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