. veces me pregunto Si somos demasiados Si habría que empezar Por irnos aliviando. Bioy Casares contó En La guerra del cerdo: Ir de a poco eliminando De uno en uno a los viejos. Si propagas la idea, Cuando llegue tu hora ¿Serás tú voluntario para entrar en la horca? ¿O te aferrarás loco A la mínima cuerda Que te saque del pozo Y vivir en la menta?
Alfredo Gavín
Romance del silencio
odo el mundo te lo dice todo el mundo te lo da el silencio es un acento que se calla por no hablar que el peligro está en la boca como el agua está en el mar que ya te enseñan de niño que lo mejor es callar no vaya a ser que les digas por chiripa una verdad que les ponga muy nerviosos y les rompas el cristal del espejo en que se miran -pavorosa vanidad- del linaje que los nombra señores del capital dueños de muchos destinos, ejecutores del mal.
Metafísica del Bol de Avena – día 43
La inteligencia entra en la selva y sale. La sabiduría sube la montaña y contempla. La inteligencia es acción y lucha. La sabiduría, pasión y renuncia. La inteligencia es la espada, la sabiduría, el agua. ¿Se puede ser inteligente y sabio a la vez? La inteligencia entra en el mundo, la sabiduría se aparta del mundo. ¿Se encuentran por el camino? ¿Permanecen tiempo sufiente en la encrucijada para sentir que son hermanos de vida, que comparten el mismo lugar sin renuncia? ¿Toman el té juntos antes de que las advertencias de la sangre los separen? ¿Pueden vivir en la gemelidad del doble sin que se rompa el espejo? ¿Pueden entrar y salir del mundo al mismo tiempo, sin dispersión, sin duelo?
Señalar – día 42
Ven y me señalas con el dedo, y me dices lo que soy y lo que no soy y yo te diré que no soy aquello que tu crees que soy ni aquello que tu crees que no soy. Así que, si me señalas con el dedo, te equivocarás siempre. Pero tú, equivocado, no podrás dejar de señalarme con el dedo. Si no me señalas con el dedo eres un desorientado; si no me señalas con el dedo ¿cómo vas a saber dónde estás? Si no me señalas con el dedo estás perdido en la inmensidad del páramo extenso de tu pobreza. .
La golondrina – día 4
Veo a la golondrina entrar y salir por los ojos del puente, con sus vuelos rasantes, giros inesperados, recortes en el aire, loops de aviador acrobático, una alegría inverosímil, de un desprendimiento, de una felicidad que me retrotrae a mi infancia. Cuando quiero darme cuenta, ¿dónde está la golondrina? desapareció de mi vista, voló lejos, se perdió en un pasmo, ¿es aquel punto lejano que deja un rastro de hombre perplejo que no sabe ni cómo, ni cuando, ni por dónde se fue la golondrina?