GENERACIÓN Teníamos desgana por las causas comunes. No sé si por ser comunes o por ser causas en sí, porque no creíamos en las causas, absorbían demasiadas energías y nosotros no podíamos renunciar a ser nosotros mismos. Esa era nuestra tarea poética: ser radicalmente nosotros mismos. Las causas estaban contaminadas de dicterios, órdenes, presunciones, conflictos, enfrentamientos…, algo penoso y difícil de asumir por nuestra escasa voluntad de poder, por nuestro infinito deseo de ser puros.