Oración XXXIV Comprendo Señor, que no escuches mis ruegos, que no hagas caso a mis peticiones y demandas, que no se cumplan mis deseos expresados con oraciones y velas, bastante tienes con atender a los verdaderos necesitados como para perder el tiempo con las exigencias de mi debilidad y cobardía. Te agradezco que me dejes en la libertad de mis pecados y en la superación de mis errores. Yo sé que, secretamente, velas por mí, como esos queridos muertos que interfieren para que mi vida no vaya por el camino de la baratura y la bancarrota.