Oración XXXIV
Comprendo Señor, que no escuches mis ruegos,
que no hagas caso a mis peticiones y demandas,
que no se cumplan mis deseos expresados
con oraciones y velas,
bastante tienes con atender a los verdaderos necesitados
como para perder el tiempo con las exigencias
de mi debilidad y cobardía.
Te agradezco que me dejes en la libertad de mis pecados
y en la superación de mis errores.
Yo sé que, secretamente, velas por mí,
como esos queridos muertos que interfieren
para que mi vida no vaya por el camino
de la baratura y la bancarrota.