AMOR MÁS ALLÁ DE LA GUERRA I Después de cuarenta años que el hombre llevaba muerto disgregado por la atmósfera - moléculas en el cielo- lo encontraron hecho polvo -cristalitos en el cieno- las manos de quienes nunca olvidaron de quererlo, aquellos hombres valientes firmes de convencimiento que no aceptaban la muerte volátil en lo disperso, y no dejaron la lucha ni rindieron sus empeños de vencer la oscura noche de vencer al desconsuelo a la memoria rendida por la siembra del silencio, al dolor por lo perdido o al olvido desafecto. Ellos eran las vendimias de las familias sin dueños, amantes de sus labores de sus labores maestros, brújulas que nos orientan a casar raíz y tiempo, historias de nuestra gente amados en los recuerdos, que levantaron la tierra para darnos un pensamiento: ser firmes en la derrota, no darse nunca por muertos, vivir hasta las más altas cimas del merecimiento, sentir que vale la pena ser libres, ricos, atentos, ricos de amor y aventura, libres canciones del cielo atenta verdad que nombra los caminos del respeto.