
ORACIÓN XIV
Señor todopoderoso,
que todo lo ves y todo lo sabes,
que conoces los más intrincados
pensamientos del hombre desprovisto
de tus atributos, del mortal
que se caga de miedo ante la muerte,
tu más fiel servidora, tu ángel más eficiente,
déjame caer en la tentación,
permíteme que vaya más allá
de mis torpezas, de mis limitaciones,
permíteme saborear, aunque sea
un mínimo tiempo, de la soberbia
de pensar que soy dueño
del placer de mis excesos.