ORACIÓN XII B ¡Oh Señor de la luz, que todo lo ves! que conoces el fondo oscuro de las malas intenciones, el corazón cainita de los hombres que creen lo que ignoran y quieren ser más que sus hermanos; A ti, te imploro, Señor del conocimiento, dame un poco de lucidez para tratar de comprender la verdad de quien me miente, ese enrevesado personaje que sonríe con una daga escondida, que come mi comida y prepara su veneno, al que le cuentas tu versión sincera y desliza un dato falso en mi memoria, el que enreda su mentira en mi verdad, el que suspende su hueso y se lo lleva a sustanciar otros cocidos. ¡Oh, Señor, te lo pido, encarecidamente, por ganar tiempo, por ir eliminando obstáculos, energías negativas, rencores innecesarios. He comprado un huerto y quiero dedicarme a contemplar el crecimiento de los frutales y no atender ni un segundo más a la fantasmagoría existencial de los traidores.