SONETO DEL MISÁNTROPO Qué quimeras me llevan, qué deseos, qué impulsos me remueven, qué contratos, qué ansias, qué motivos, qué sustratos del ser que me circunda de siseos. Oigo sus procelosos ajetreos dictando sus razones de arrebatos, entrando con desdén en mis zapatos, llevándome al final de sus rodeos. La gente para mí ya es muchedumbre ociosa de avidez y de costumbre que puebla los mercados de la nada. Me cansan sus asuntos demenciales miserables que alumbran sus fanales con voces de consigna masticada.