LOS MUERTOS III Siempre se supo de la soledad de los muertos. Ellos también nos echan de menos. En ocasiones es cuestión de frenos, en otras, es un desastre aéreo. No importa la forma que adquiera el traspaso. El caso es que es imposible evitar el deceso. La obsolescencia programada estaba en el diseño. Dios quería estar solo y a nosotros nos regaló la velocidad y el ansia, las urgencias y las drogas, la tecnología del disparo y la moto. Los muertos y Dios coinciden en su deseo de soledad.