Fantasías
De aquellos tebeos de nuestra infancia
se llenaron nuestras cabezas
de fantasías heroicas
de las que éramos protagonistas
valerosos, invencibles:
Blandir una espada
por las causas perdidas,
arrojar una moneda
contra el destino incierto,
salvar a la doncella
del maldito bastardo,
defender a los niños
del ataque del lobo,
devolver la corona
al legítimo rey…
una sopa moral
que alimentó nuestro idealismo
como Alejandro Magno, tal vez,
se alimentó de las aventuras troyanas
de Homero y sus caballitos de madera.