adie se sienta ofendido por lo que vengo cantando, a veces canta un cretino y a veces canta mi hermano. Nunca un felón escondido nunca un traidor traicionando, más bien por lo que parece es la ficción de un imago, la ensoñación de mí mismo con el que vengo callando, las verdades del amor que van cantando los pájaros. Con esta extraña pasión de cantante demorado, doy de comer al demonio y a los ángeles, si acaso, que combaten sigilosos por ocupar el espacio de mis voces compungidas de mi espíritu alterado, por querer saber el cómo, por querer saber el cuando ha de venir el placer del agua fresca del canto, el silencio rumoroso, el rumor que intuye el santo, el santo de las verdades, la verdad que encanta el canto.