He bajado a la calle y me he encontrado con la mancha que sudan las conversaciones, retazos de fútbol y pasiones necias, lugares comunes, requiebros ebrios, comidas habladas, identidades de barrio, las desprendidas materias pringosas ensuciando la acera de colillas insalubres y alas muertas. He bajado a la calle, he comprado el pan y me he vuelto al silencio de mi casa. Las conversaciones con las que me tropiezo son espesas, arenosas, pringan. Por hoy, tengo bastante. Me voy a lavar la ropa.