Se dice que los animales tienen un instinto de supervivencia más acertado que nosotros. Prevén el terremoto y se ponen a salvo. Pero si los hombres, menos despiertos, les ponemos una trampa, los animales caen, entonces… ¿a dónde fue su instinto, su acierto recogido del aire, su movimiento de cámbrica explosión? ¿y dónde su natural inteligencia, su perfecta elección del olfato y el sabor, su paso decidido entre de múltiples venenos equívocos para preservar la vida? Me refiero a ti y a mí ¡que voy a saber yo de los animales!