e libero en los establos de los líquidos amnióticos, sobrevivo en los tejados como un delincuente sobrio. Me elevo por el silencio de los humos perfumados, tendré que pagar el precio de ser libre entre los fatuos. Me desperezo en las sombras como gato de pesebre, la fe me regala horas para dárselas a la fiebre. Me entrego a las defensas de los días inclinados a ser nostalgia y carencia de tus sueños y tus manos. Viviré para contarlo que la vida siempre gana no me muero por si acaso que quiero verte mañana.