Pequeños errores cotidianos – día 78

El paisaje es un estado de alarma…perdón, del alma.
 
Subió a un caballo helado…perdón, alado.
 
Aquella mujer no tenía su cabello…perdón, teñía.
 
Al pan, pan y albino, vino…perdón, vino,
vino, vino de beber.
 
El argentino trabajaba de relaciones
púbicas…perdón, públicas.
 
Después de la carrera de caballos,
los mozos de escuadra…perdón, de cuadras.
 
Que disfrutéis de un buen coño…perdón, otoño.
 
Los carceleros sierran las puertas…perdón, cierran.
 
El obispo desfilaba bajo el palo…perdón, palio.
 
Un día te cantaré
las verdades del banquero…perdón, del barquero.
 
Cada cual tiene sus raciones…perdón, razones.
 
Todo estaba prefecto…perdón, perfecto.
 
Tenía un cuerpo sangrado…perdón, sagrado.
 
No quiero más conejo…perdón, consejo.
 
Salió de aquel asunto
muy agraciado…perdón, agraviado.
 
Buscaba la facilidad…perdón, la fatalidad…
perdón, perdón, la felicidad.
 
Ya veo que estás enferma…perdón, en forma.

Ya van saliendo al campo los juzgadores…perdón, los jugadores.
 

 
 

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